sábado, 19 de noviembre de 2011

-pásame la botella que se me atoró una frase-

Se me terminan las palabras, acabo por pensar en cosas sin sentido y baldes de agua fría, somníferos, placeres que se confunden con el humo del día/noche perdido entre black-outs a los que me estoy acostumbrando. Busco degradarte, perderte el respeto, dejar de admirar sombras confusas de una historia pasada, de cuentos escritos sobre camas prestadas y azoteas que apenas conocemos. Me escribo tu recuerdo en partes, le doy la vuelta, quiero de veras pero me pierdo en la confusión que soy entre el espejo y tus manos y algo de humor negro en el aire ya de por sí pesado. En la habitación ya de por si clandestina. Nos usurpamos: - ¿por que habrías de querer ponerme a prueba?- seguramente es mas seguro abandonarme para siempre, dejarme que se me olvide lo que ya casi no recuerdo, escupirme en la cara, no volver a mirarme. dadas las circunstancias creo leer erróneamente la novela, las letras me las estoy tragando chuecas - pásame la botella que se me atoró una frase- lo leí todo mal y ahora trato de vomitarlo; absurdamente porque dejé de conversar con el retrete a los 19 años; ya no me sabe igual el hambre, la desidia y el desvelo. Dejaremos en paz el libro, pero no puedes mandar a la verga a los que me invitan cafés y me escuchan por que quieren, mientras compro su tiempo con una sonrisa y algo de placer de ese que no me cuesta dar por que ya no me queda nada que perder. Démonos la mano; la hermandad me complace; si si eso te hace dormir un poco cerca, respirar la misma atmósfera, mirar de pronto los mismos pasillos y las calles compartidas, démonos la mano, -camina derecho Que yo te sigo, de cerca- pero con las distancias prudentes, tocando de vez en cuando tu rodilla tan sin querer, tan distraídamente. -¿tan "amigos" como siempre?-