Se que no existes, la sombra lejana de de tus ojos me adormece, tengo dentro la sensación clara de tu cuerpo, entre el las veladuras de la lámpara, en mi habitación a contraluz.
me gusta que no puedas, que las temibles facciones de la incertidumbre te revelen a diario, que me desees, que apenas cierres tus ojos me mires.
se por alguna razón, que jamás tocaré tus labios, que no habrá palabras reales, ni piel, ni aliento, se que no te atreverás, ¿por qué habrías de hacerlo?
lo tienes todo resguardado en tu almohada nupcial, junto al anillo que escondes, entre las ranura de las puertas a las que acudes para olvidarte, para perder la noción o devolverte al fuego.
no pretendo ser parte de tu mundo, no lo quiero, solo peleo por volverme el único motivo en el imaginario de tu sueño, sólo la sombra en el cuarto, la mano en el sexo desesperado, la multitud que nos esconda.
me gusta que no puedas, que las temibles facciones de la incertidumbre te revelen a diario, que me desees, que apenas cierres tus ojos me mires.
se por alguna razón, que jamás tocaré tus labios, que no habrá palabras reales, ni piel, ni aliento, se que no te atreverás, ¿por qué habrías de hacerlo?
lo tienes todo resguardado en tu almohada nupcial, junto al anillo que escondes, entre las ranura de las puertas a las que acudes para olvidarte, para perder la noción o devolverte al fuego.
no pretendo ser parte de tu mundo, no lo quiero, solo peleo por volverme el único motivo en el imaginario de tu sueño, sólo la sombra en el cuarto, la mano en el sexo desesperado, la multitud que nos esconda.
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