MIERDA POR:S
La gente se amontona en esta parte del desierto, todos indigentes, vagabundos, me incluyo entre el estiércol…intento encender un cigarrillo, es difícil , su cápsula se humedece con la lluvia… ya no se puede fumar en estos tiempos, el olor llama a miles, nadie tiene suficientes oportunidades para pagarlos, todos indigentes,…una mujer robusta se me acerca, sabe quien soy,…me mira fijamente con su ojo de cristal…le extiendo la caja de faros, esta húmeda, algunos cristales yacen en el interior interrogándome…toma uno y le mira – ¿conoce a Ed? – en su gesto se atragantan un millón de recuerdos, alcoholizados… toma su cigarrillo y lo coloca entre sus ásperos labios color carmín …rosa marchita.
-Ed, ¿lo conoce?- hecha el humo al cielo, -le he visto- carraspea, tose, trato de tomarla por la espalda y me golpea con su bolso lleno de chatarra acumulada –espere, deje de golpearme- saco de mi bolso una botella de wisky barato, la mujer para de golpearme y mira fijamente la botella, sus ojos se salen de la orbita…
-¿entiende?, necesito encontrarlo…he que demonios hace, ¡señora!- la mujer trata de quitarme la botella con furia, la aparto con un golpe, la mujer cae, lloriquea, -se fue al sur, como todos, los otros…cobarde, ¡Ed, maldito cobarde…moriras! – le extiendo la botella abierta, se la bebe, saco otra, me la quita y la bebe, -todos estan huyendo, ya nadie soporta esta asquerosa situación…vivir en la porqueria, prostituir a tus hijas con los cerdos del deshuesadero, esos, malditos…- su puño se aprieta contra su vientre, de pronto esta de nuevo de pie, su rostro otra vez es duro,- tengo que irme señora, ¿sabe algo mas sobre el sur?- la mujer mira al vacío, -solo que nadie mas regresa, todos prometen, se los llevan los rojos, y nunca vuelven, es una maldita trampa para deshacerse de nosotros, pero prometen y algunos creen, ¿tiene mas de ese wisky?- le alargo una botella mas y me retiro… maldito desierto, este en el que vivo, maldita oscuridad, maldito piso de desechos, malditas catacumbas, el oscuro cielo de niquel, las ,malditas putas en las esquinas, no hay mas que hacer, todo a mi alrededor es basura, vivir en ella, vivir por ella, gracias a ella, comerciando cacharros para mejorar la vida, desintegrando y reintegrando la maldita chatarra, para que duermas o te alimentes…malditas putas, ¿ellas que saben de vivir mejor?, apenes tienen quince años o veinte, ninguna conoce estas tierras sin basura, ni siquiera yo, - esa maldita guerra- este maldito mundo oscuridad, enfermedades sexuales, muertes, desaparecidos…Jean, hermosa Jean, aun recuerdo tus ojos entre la polvareda, aun tu rostro frio, tu dolor de perderme,- yo te perdí, hermosa, bella Jean…- … frio, hace frio, y esta oscuro, tengo que concentrarme y encontrar a Ed, …Ed es la respuesta…y la pregunta…
He caminado, por horas, entre la gente, muchedumbre, odio la muchedumbre, hace un par de horas que he dejado atrás la muchedumbre, ahora solo hay basura basura y cúmulos gigantescos de escoria organica, la peste es mi unica compañía, me siento atrapado entre el hedor calido que me rodea…es como pasar cerca del baño publico del vecindario… seis horas en la soledad, extraño los gritos y los pleitos de la gente en el mercado-creo que estoy enfermando por el hedor- algo se mueve en la penumbra, me acerco a hurtadillas al objeto, es un hombre, siento felicidad, comienzo a darme asco, es un indigente, escarba entre los deshechos, le miro atento, es un hombre viejo, sucio, ensimismado, -disculpe…busco a un al viejo Ed, ¿le ha visto?- pregunta absurda, este hombre tal ves no conoce ni su nombre- Muchos pasan por aquí, hacia el sur, nadie jamas ha regresado, el ultimo, grupo de gente, durmió en mi casa, y partio en la madrugada, - que demonios, podria estarme hablando de c ualquier madrugada. - ¿Ed?, tal ves había alguien llamado asi entre los ultimos- lo mire fijamente.
-hace cuanto de eso- saque mi libreta
-no se moleste en apuntar, fue hace dos días, jamás, los encontrará, se fueron con los rojos, a trabajar, en el desague-
-demonios… dos dias de ventaja es denmaciado-
- se lo digo vuelva esos son causa perdida, nadie vuelve del desague-
-no importa abuelo, lo encontrare-
-¿es por su esposa no?-
-June, ¿cómo demonios sabe usted de ella?-
por esa foto que lleva en el cuello, es por ella ¿no?, cree que si encuentra al tal Ed podrá salvarla a ella de alguna manera, típico en los de su clase, demasiado romántico para un vagabundo como yo-
no se de que me esta hablando, hombre, mi mujer murió hace años,-
-y por que la lleva colgando aun, como un lastre…-
-mire, imbécil, no he venido aquí para hablar de mi mujer, si no de Ed, está loco, me voy-
-¡espere! Se fueron siguiendo la montaña, ¡los rojos ni siquiera se acercaron, intente seguir hasta la sima y luego abajo!, yo logré escapar, tal ves siga vivo, incluso su mujer puede estar viva todavía, maldita sea.-
¿qué?, deje de torturarme,
¿que hay allá, a que se refiere con sobrevivir?… pierdo mi tiempo-
-tiene razón lárguese ya, malditos maniáticos de la ciudad-
he caminado horas entre la basura, no se por que seguí las indicaciones de ese viejo, sólo monte, nada mas que un inmenso lote de basura, basura de guerra, armas detonadas, rifles inservibles, ropa, tal ves hasta cuerpos, maldita sea…casi en la sima creo que regresare y seguiré por donde venia…¿qué de..mo..maldita sea, ese viejo tenia razón¡, pero ¿que puta, donde demonios estoy?
Bajo los pies de Chandler un enorme cráter se hundía y subía a kilómetros de las faldas de la montaña, una extensión de tierra árida, limpia de deshechos, un gigantesco cráter, tapizado de cruces, miles de ellas, todas de diferentes materiales, todas anónimas, en soledad, dentro de los recuerdos, sin nombre, que las avalara como tumbas como depósitos humanos, solo un número, solo eso, en progresión, mudos algoritmos, nada significaban, pero el lo sabia, lo intuía, de pronto se dejo caer con los ojos nublados por las lágrimas, rendido ante lo que se elevo frente a él, lloró y lloró profunda y amargamente, luego en la oscuridad del crepúsculo se escuchó un rumor lejano, algo que recordaba a la guerra, miles de aves negras volaron en parvada asustadas por el sonido sordo de la muerte y allí derribado bajo el yugo de su pena, en un charco de sangre, frente al paredón ya hacía inmóvil el cuerpo del detective.
GEA POR: S
Gea, emergiendo húmeda, desde la liquides que la rocia, emergiendo desde las aguas del Tártaro, la veo escabulléndome entre las ramas y el escombro del caos, escondiendo la vergüenza de la ignorancia, pezones perfectamente rectos, excitados, hermana de cronos que me embeleza entre las orquídeas de sus piernas y vientre fértil esperando mi esperma de imperfección cósmica, te temo Gea madre de las amazonas de Lesbos por eso me escondo yo hijo primogénito del caos, incestuoso hermano que te desea entre el enramaje, miro tus muslos resquebrajados por el espejo líquido, tu masturbación austera, la nitidez de tus manos entre tus piernas, sabes que te miro hermana, sabes que el deseo se acrecenta desde lejos, siento como mi miembro se endurece con tus minúsculas formas acuáticas, frutos de la pradera, madurez de tu sexo húmedo, el ojo que llora el origen, madre de la pitón, que serpentea ante tu vientre, incauta, te levantas de entre tus ropas líquidas, el agua se desviste de ti, te desnuda, desprende sus dedos envidiados de tus muslos desnudos, Gea hermana y madre culpable de los deseos del Edipo que aun no nace, tierra y cielo que se engrandecen en tu figura, atardecer, te temo y te deseo, odio mi fragilidad caótica, la incertidumbre que soy, que he sido, el derrumbe de los deseos del vacío del que somos parte, al que volveremos, soy el error primogénito. Tu la perfección del todo y con el todo naces, para ser nada, para arremeterte sobre mis huesos inexpertos, animalismo puro, instinto denigrante, veo tus senos adormeciéndome, meciéndome entre sinuosidades y excentricismos caigo en el sueño edípico de tus caderas y laberintos vaginales, orgasmo etéreo, miedo a destrozarme con tu virtud que castiga y derrota, dama mía hermana plumífera volátil, te has ido, ahora puedo beber tranquilo.
Respiro agitado, turbulento trote entre las espinas, se que me sigues, ahora tu eres la observadora la que asecha entre las ramas, me excita temerte, sudor frío deslizándose por la columna vertebral, casi te oigo respirar a mis espaldas, el sonido de su cabalgata exorcismo de las ramas en el piso, hermanas de Hipólita, desnudas hijas de cronos, el tiempo es suyo, la tierra que se levanta a su paso de anacondas, me buscan, se que saben que les temo, saben del odio y la angustia el sudor poco sublime del hermano maldito, corro, corro y tropiezo entre arañazos y rocosas cuestas, el río guía mi paso y el peso de mi cuerpo poco etéreo adelanta la cacería, hermanas, malditas arpías, furias enrojecidas por el sexo, pezones endurecidos ante el éxtasis del apareamiento , puedo sentir la espuma subiendo, escalando mis entrañas, no corro vuelo ante el deseo de la desaparición, del alcance, del tacto con la figura deseada, se que me siguen, recorren sus perfumes vaginales los espacios vacíos, el bosque es suyo igual que mi cuerpo desnudo y dispuesto, aun me duelen las piernas y los brazos, las plumas de sus flechas, se deslizan cortando mi piel de frágil porcelana, enardeciendo mi deseo, el agua cuida de las desprotegidas almas, eterno castigo, las veo, las veo ya desde mi espalda, su aliento de flores culminadas calando mis huesos devastados, o castigo y maldición que me bendicen, senos que son míos por que no los toco porque el sol es su predecesor, por que son el fuego y la nostalgia de mi voyeurismo, flores, carnívoras depredadoras, plantas de hermosas espinas envenenadas, mi paso se va fatigando mis ojos se nublan estoy a punto de ser alcanzado, ya mi cuerpo siente el sexo húmedo mojando la entrepierna, puedo olerlo puedo ver los minúsculos trazos de su elixir mortífero tiñendo los muslos desnudos, puedo sentir mi miembro desesperado angustioso y malherido, deseándolas deseando a una que son todas. Los arbustos se mueven, no corro mas, silencio, el aterrador silencio de la caverna de Eco, herencia de la temerosa ninfa, de la celosa hija de Pan, ella lo crea para esconder a sus hermanas guerreras, silencio, no viento, no aves, solo el minúsculo atardecer del exilio, respiro, el sol quema mis carnes malheridas y deseosas, se que están aquí, puedo sentir escabullirse sus sombras por mi entrepierna que ya esta lista, que las espera, entre el terror y deseo de sentir sus bocas y sus jugos, de probar el veneno de la Pitón que yace en la espera de su presa, respiro, se que detrás mío se encuentran ellas, se que delante algunas observan como panteras exóticas, que se masturban con mi jadeo de simio deslenguado, media vuelta y ante el ocaso un cuerpo cortado por la luz que lo enmarca, le hace misterioso, es ella, enorme, desnuda, excitada ante la victoria, el venado ha bajado la vista ante la sensación de la flecha que se le dirige, yo he bajado la vista y ahora peleo a gritos sin sentido, sabiendo mi derrota sin rendirme sabiendo mi ambición entre sus piernas y rechazándola, empujo y gimo y le hablo en mi lengua muerta, mientras ríe, de los lados sus hermanas, las ninfas de Gea, creadora del todo, hermana mía que soy sin nombre, tu columna, perfecto pilar que sostiene tu templo de carnes y lujurias, ante mi joroba lívida y jadeante, deseas mi sexo, deseas la inseminación de las tuyas, el placer de mi deformidad, el placer de verte en el espejo Líquido siendo poseída por un mounstro, siento mi llanto y mis gemidos de estimulantes, de simio temeroso huidizo, deseoso de tus caderas, disposición de mi boca pobre ante tus senos como los montes de los dioses, a imagen y semejanza la voluptuosidad tuya ante la tierra en la que estoy parado, lloro sin recibir tu compasión, por que no me la tienes, porque la lástima de mi cuerpo deformado excita tu precioso clítoris que ahora crece, y me llama como los colores de las serpientes a los pájaros en el invierno, promesa de un cobijo en tu cuerpo de diosa, trampa, te acercas gea y me tocas, con delicadeza y compasión das un sentido al crecimiento de mi miembro irreverente, de mi músculo del que dispones, del deseo de poseerte, para ser poseído, tu mano esta tocando la húmeda promesa, se que lo haces, veo tus dedos húmedos, siento el calor que emana de tu boca que es el sexo, que es la delicia prometida, tengo miedo lo se por que tiemblo ante tus pezones que al fin están entre mis dedos, tus hermanas observan cada una desde su puesto de hija pequeña que aprende de la madre a cazar al hombre a cazar al animal que las rodea y la excita, me duele hermana, y me gusta el flagelo de tus dedos húmedos de ti sobre mi cuerpo. Ahora me tienes rendido, rendido y excitado, tu sobre mi como siempre lo has estado como siempre ha sido, sonríes de compasión ante mi inmundicia, sonríes de placer cuando sobre la piedra logro entrar a tus entrañas y gruño y maldigo en mi lengua que se agita con tu nombre que no pronuncio, bellísima sobre las aguas tu existencia mi cuerpo decadente poseyendo cual bestia la hermosa flor que me das de premio que me abastece que me enreda, tus senos blancos tu rostro de ave infinita, llegas a tu éxtasis entre mis piernas desmembradas, ante mi sexo que sangra Venus en tu cuerpo llegas al olimpo etéreo, yo me quedo tu vuelas y yo aun poseo tu cuerpo vacío, jamás conoceré el sitio a donde viajas pero se que puedo destrozarte con mi furia de hermano penetrando, asaltando tu cuerpo con el odio a tu hermosura nínfica ínfima alterante, un trueno me recorre la columna, tus hermanas me separan sin resistencia, mi miembro conoce el frío después del doloroso placer en tu cuerpo, te llevan lejos, se van contigo que aun no estas llevan tu cuerpo letárgico a los confines del paraíso, yo quedo solo, solo y delirante ante tu olor que conservo que se extiende entre mis convulsiones y llantos y cansancio, frío atardecer de primavera, ahora puedo dormir tranquilo.
Te observo hermana después de días entre divagar y reencontrar mi patética existencia, de nuevo tu cuerpo desnudo, de nuevo tus dedos entre tus muslos, de nuevo las hojas escondiendo la vergüenza de mi origen, de nuevo extasis de sentirme depredador ante la mentira de acechamiento pasivo que eres en el río cada vez que decides que es tu hora, cada vez que decides que en la tierra el cuerpo seco, siente nostalgia de ser fértil, yo espero tu llamado hermana y disfruto mi soledad entre los arbustos hasta que otra vez tenga que correr, hasta que de nuevo huya de tus encantos, hasta que el mundo acabe hermana estaré esperando la flecha latigante que es tu cuerpo.
CULPA POR:S
Cada noche un hombre se despierta en soledad, en la penumbra de la noche fría en la colonia guerrero, vive en el techo como las palomas que por más lindas siguen siendo como ratas o moscas; el es como una rata alada, pequeño, calvo frío, ligeramente distante… pero sus sueños le delatan esa noche y otras noches donde la abstinencia te regala el sopor de la culpa, las manos ensangrentadas. Casi treinta años y un montón de dolor en los huesos, el hígado casi muerto, el alma completamente muerta, la sutileza enterrada.
Es de tarde un lunes allá en 1994, el calor, se vuelve insoportable, a lo lejos sobre las vías deformadas del tren una figura camina agitando una vara, una botella de mezcalito en la otra, ojos claros pelo crecido hasta los hombros, cuerpo infantil, mirada triste, dolorosamente triste.
Las lágrimas se escapan, el terror las ahuyenta de los ojos y del alma,
El cuerpo rígido, las articulaciones adoloridas, la quijada trabada, el miedo en sus ojos es una navaja que se te mete entre las piernas, puedo escuchar los latidos de su corazón, o del mío que también está latiendo, es la visión horrenda de ver muerta a la persona con quien dormías verle convertido en mármol con su desnudez que deja el sexo sobre la cama, no hay voz, no hay texto ni miradas, no hay un abrazo, solo el profundo terror que se crece en el silencio de la noche.
Un niño pequeño se mira las manos, tiene seis o siete años, están rojas, manchadas, - sus gritos- dice- eran igual al llanto de los cerdos al ser sacrificados- sus ojos tristes se van llenando de dureza y nostalgia, de dolor y gloria.
Una mano, mi mano, ha tocado su espalda desnuda, su espina está saliéndose de la carne delgada y casi verde o azul, frías gotas se van cediendo hasta el cóccix apenas cubierto por la sábana, un escalofrío me sacude y me aparta con adolorido desprecio, en los ojos el terror se ha convertido en miseria en ese odio infantil que te pesa, que estrangula, tengo miedo o dolor o pena, o ambas.
Un niño pequeño se mira de espaldas viendo algo en la profundidad del negro, en lo hondo de la nada. Una sombra femenina va creciendo hasta obscurecer el cuarto, hasta sacarle los ojos líquidos, hasta destrozarle en la humillación de la derrota.
-¿Que pasa?- he preguntado, no hay respuesta, - el viento frío de la madrugada, las cortinas que se agitan como tranquilas alas de paloma, o de rata, su cuerpo aun rígido mirándome con profundo odio con dolorosa pulcritud.
-la espada negra empuñada, vi su dolor, y me extasié con la sangre brotando de su carne lacerada- la risa del niño se confunde con el sonido del tren, la oscuridad vuelve a llenarlo todo.
El sexo cada vez más doloroso, cada vez más distante, cada vez más grotesco, siento su miembro lacerando desgarrándome las piernas, sus ojos no están, vacías cuencas en medio de su cara.
Un niño pequeño se esconde en sus rodillas, tiembla, se retuerce, desfigurándose, la sombra le toca por la espalda, un movimiento seco de su rostro mira al frente, el terror ha consumido su alma, oscuro, un disparo se pierde sordo en la distancia.
- ¡padre!- y el cuerpo rígido se hace pequeño, frágil, infantil, estoy denuda en la esquina de la cama, lloro también, pero por mi, por que no entiendo, por que me duele, por que mi vientre ha sido desgarrado por un monstruo convertido en niño, le miro de reojo y tiemblo con él por que no le conozco, por que ya no le amo lo suficiente, por que vi la marca detestable de su sangre, por que no pudo lavar las manchas de entre sus dedos, por que el sonido de los cerdos aun retumba en mi cabeza.
En penumbra se miran las sombras colgantes de los cerdos, gotas que caen, silencio…
Otra vez despierto agitada, no está a mi lado, su voz que retumba en las paredes,- voy por cigarros- y yo sabía que no iba a regresar.
Un niño que camina de noche en la vías el sonido de los trenes que arriban, un hombre y una mujer se besan, el niño aprieta los puños a la distancia, el sonido de los cerdos se va haciendo fuerte, cada vez más fuerte.
Estoy hincada, extrañando, esa nostalgia de tenerle a mi lado aun que sea así, rezagado en sus dolores, sumergido en su excremento, extraños su modo raro de besarme como con desprecio, bebo un poco de caña con leche y me río, me río de mi y de la pendeja vida que te regala la espera.
Un hombre esta parado frente a un niño, el hombre le mira, el niño tiene el rostro de un viejo, el traje sastre planchado, la mirada tranquila. La pistola está esperando en la mano del hombre, oscuro se escucha un disparo seco que llena el cuarto.
Ahora soy yo la que le miro dormir, aun no despierta, cuarto para las cinco, escucho su respiración agitada, sus muecas y contracciones; ha vuelto me digo, pero ahora quiero que desaparezca.
Una mujer se acerca al niño, su rostro está cubierto con la cara de un cerdo, sus dedos le toman con cariño el niño cierra los ojos la mujer deja lentamente caer su vestido.
el niño ha abierto la boca en un grito ahogado y de sus labios sale el doloroso gemido de los porcinos al amanecer.
Ha despertado mientras yo le miro, su expresión la misma, los gritos de los cerdos se van desvaneciendo con el arribo del tren, le alargo la botella la toma y bebe, llora, yo callo mirándole con un profundo desprecio.
Un niño camina en la penumbra,
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