jueves, 17 de mayo de 2012

Prefiero

Déjame explicarte, déjame tener un ataque de palabras, letras, números saltando de mi boca que enmudeces,

Déjame contarte que había logrado pasarte de largo, no voltear en los semáforos, dejar de preguntarme si te encontraría sentado en mi banqueta.

Deja que te narre cómo te imagino de la nada, en un rincón, pensándome pensando en ti imaginando que te pienso.

Cuando las luces se apagan de repente, en la oscuridad de un cuarto vacío de todo lo que conozco, en la espera contundente de un espejo, de la palabra mágica, del ocaso compartido, de las patadas al aire.

Deja que te explique de mi incapacidad.  De mi corazón que ya no late. De las veces que bombea  pese al miedo de estar vivo.

Deja que te diga que me importa poco si no soy la primera o la ultima o la única, déjame gritarte que quiero besarte aunque me cueste la vida.

Deja te diga que te odio más cuando te doy el aire para que escapes y sin embargo regresas.

Déjame, aunque no te importe,  excusarme para saltar al precipicio, echarte la culpa; escaparme de ti, romperte la cara, hacer el amor en la cocina de un burdel, darte de beber, ahogarme en nuestra amnesia compartida, déjame que me mate por ti diez veces.

Déjame o vete, porque prefiero sufrir la ausencia que soportar el peso de la sombra.

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