Tuve en tu casa una taza,
mi ropa en tu armario,
promesas de un espejo que
no ha sido empotrado a tu pared,
mi corazón escondido entre la sábanas,
mi mano apretando la tuya
que me detiene y
no sé para qué,
tus ojos que me besan sin tocarme,
la tristeza de mi respiración en las mañanas
cuando nos miramos y
nos despedimos
pero no nos vamos.
Tengo en tu casa una vela prendida
en el cajón de los recuerdos,
una vela que no apagas pero se consume…
Espero.
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