sábado, 25 de abril de 2009

colapsos por:S

distracciones y juegos mecánicos, luces que se desvanecen en la noche, estrellas fugaces al ras del suelo, el auto corre a 60, el aire me va dejando marcas en la piel, me va drenando un poco, se que al final del camino no hay nada, la feria se pierde en la oscuridad el pasado, atrás kilómetros millas o metros atrás, no me importa, el encuentro es casi inevitable, puedo oler tu rostro en la penumbra del cristal empañado,120, adivino el sabor de tus labios, que se abren de vez en cuando para saborear el humo de un cigarro, un bostezo, un trago a la botella de licor que guardas en la guantera.

mis labios están secos, o eso he usado de pretexto para pintarlos, de un rojo ocre, profundo, un rojo que hace juego con la sangre, he dejado fuera la ropa interior, la he arrojado por la ventanilla hace una hora, 180, en quinta, el aire me congela los párpados, aun todo es penumbra a mi al rededor las luciérnagas han dejado de brillar, los árboles coronan el marco fúnebre de la inevitable colisión, un solo golpe, seco sobre la frente, una sola luz, un silencioso grito en los oídos, un trueno, una fotografía inmensa al paisaje inmutable. se que no has muerto, yo aun respiro y miro tras las lágrimas inconscientes, tu rostro imperturbable que se acerca, conservas tu sombrero, la lluvia comenzó hace un rato, mi pecho se mueve lento, pero se mueve, has sacado mi cuerpo del auto, mis labios brillan a la luz de la luna, la lluvia moja mi cabello, vuelve la sangre del color del sueño, tus manos han comenzado ya la caminata eterea del sexo, mi falda se ha alzado hasta la cintura, siento tu cuerpo, siento tus dedos, siento tu sexo y el olor de tu perfume, fresca fragancia, que moja mis piernas, sudor que se mezcla con la lluvia paulatina de la madrugada, con mi propio sudor frío, se que gimes en mi oido, se que sabes que te oigo, extraño padecimiento, tiempos del encuentro y manchas de neumáticos en el pavimento.
no te conozco, mis ojos ha visto una fugaz mancha de tu rostro aquella noche, luces rojas y azules, multitudes, gente que pasa y se va, fotos y gritos, mi cadáver yace entre las hiervas, una sonrisa se dibuja en mi labios deslavados, tu miras a lo lejos, aun traes puesto tu sombrero, la marca rojo profundo resalta sobre tu piel blanca, tu aroma se neutraliza entre la niebla, subes a tu chevrolet negro, una niña te mira, le das una nota y un beso que aun sabe a mi, el cielo comienza a desvanecerse en morados y turquesas, el sol anuncia que ese día está por comenzar.

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