hoy te recordé de pronto como en un sueño de las tres de la tarde, cálido y confortable, la ventana iluminada de los días de abril y las noches calurosas de un mayo lejano, no palpable, ineludible.
te veo sentado a mi lado viéndome mirarte, cuestionándonos con las palabras mudas del recuerdo, con las manos suaves, el deseo escurriéndonos por la boca y las axilas.
El vodka definitivamente me sabe mejor con un poco de jugo de naranja, en mi patio, sola, mirando morir las gaviotas que me alimentaron, sintiendo la presencia de tu nombre entre mis párpados cansados, ebrios, hay una extraña tristeza con tus iniciales y un tumor en mi cabeza, tus fotos rondan la penumbra de mi cuarto maldito, este cansancio que me estremece las encías, el cigarro ya no sabe igual, el recuerdo y los viajes a la ciudad natal pierden sentido, una cuadra y el café que seguro visitaré para mirar el metro y el vació que me produce la gente cuando es mucha, cuando asfixia.
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