
foto: paula balbi
Tía, hermana, a veces madre, a veces hija; amiga siempre,
tu silencio final me recuerda los domingos grises con los que no sabes que hacer y te estremecen;
quiero tu voz profunda y tus ojos grandes;
quiero nuestras tardes entre el café y el humo, sondeando a los espíritus, persiguiendo el futuro;
quiero las noches en tu cuarto, cuando nadie estaba salvo tu para escucharme;
quiero las risas en la cocina, el café de la mañana,
tus amores lejanos, tus arranques;
quiero robarte el encendedor y que me enseñes a leer a Bukowski;
que me compartas tus letras y me corrijas las mías;
quiero un sólo día más para charlar de nada y de todo.
Un día más para darte gracias por estar, por estar siempre.
1 comentario:
Al Infinito y más allá!!!
una vida así siempre se debe conmemorar!
en su honor!
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