lunes, 6 de abril de 2009

ES DE TARDE: POR S

Es de tarde un lunes o un domingo, no hay sol, una palomilla me rodea la cabeza, la espanto con el dorso me remuevo entre las cálidas sábana, hace tres días perdí mi empleo, hace tres días duermo, he deseado vivir ajeno a las rutinas, ajeno a las miradas, ajeno a mi, el espejo de mi baño se ha roto en mil pedazos,- aquí me quedo-, he dicho y las astillas aun están enterradas entre mis dedos.


Apenas abriendo los ojos, entre el lagañeo de la retina, pupilas dilatadas, lagrimeos, luego el cuerpo esta pesado… trato de mover la cabeza como un yunque de acero sólido, las piernas pesan y se entumen, no hay movimiento, no hay salida, apenas en el perímetro que me rodea, entre nubarrones verduzcos, logro ver las paredes de mi cuarto, el cielo raso cayendo lentamente sobre mi, acercándose repetidamente, anestésicamente. Cristales luminosos, el rayo de la vida que toca la puerta, el sol que no entra, las nubes de la madrugada que se placen nostálgicas, nada quiero…. El estómago se endurece, ya no siento la pierna izquierda, se que a un lado esta un plato, creo que aun hay comida en él, muevo mi mano lento, tentando el suelo polvoso; algo vivo se escapa tras el toqueteo de mis dedos, dentro del traste se siente suave, comestible

Aun no se si ha transcurrido el tiempo, no se si días o meses desde el aletargamiento, no se abren los ojos, los siento caminar sobre mi cuerpo entumido, mi mano esta fría, no la siento desde hoy, o ayer o antier, o cualquier día, esta muerta, los ojos pegados a los párpados, la lengua gorda, hinchada la cara, los pequeños insectos han empezado a roerme…


Escucho algo, son las gotas de lluvia, que se pasean por la ventana, algunos pasos, no puedo gritar, no me deja mi boca y el liquen que ha crecido entre mis dientes, algo entra y sale de mis orejas, no puedo llorar, las lágrimas se acumulan en mis párpados y regresan a mis ojos ciegos, la mano ya no se siente, se alimenta de sus secreciones, esta muerta, y alguien ha decidido, amputármela, con sus dientes.
Es de tarde un lunes o un domingo, no hay sol y una palomilla revolotea por mi cara no puedo asustarla, las sábanas pesan como placas de acero sobre mi cuerpo líquido, hace mucho perdí mi empleo, hace mucho que no duermo deseando volver a la rutina, dedicarme una mirada… el espejo del baño está roto, - aquí muero he dicho- y las astillas se han hundido, sentenciantes en mi cuerpo.

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