martes, 10 de mayo de 2011

( a veces) me pongo triste

Me pone triste un acento, la coma mal colocada,
la pistola en su cabeza.

Camino a casa he visto muertos sobre el ardiente pavimento,
escombros humanos, coladeras desbordando nuestros miembros
cercenados.

Me pone triste la estatua de Abraham Lincoln en el parque,
la cautela de un montón de travestís soñadores, niños alcoholizados
la moderación de nuestros viejos, la ceguera de los padres.

En mi ruta me llevé una bicicleta,
ojalá pudiera robarme un ser humano,
dejarme de pendejadas,
absorberle directamente desde su cama hasta la mía
que se hierve en el calor de una y miles de madrugadas,
en las que la insomne tempestad me devuelve todo menos la calma.

Me ponen triste los mercados vacíos, el olor a limón viejo,
las quesadillas que se deshacen, el alcohol de 0 grados, esa mujer del metro,
los ojos poco permanentes de mi amigo imaginario, las olas del mar, el agujero
en mi panza, tu.

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