martes, 12 de julio de 2011

correr

Hoy quiero agradecerte por salir minutos antes de mi partida, por socorrer mi intento e huida por  estar por no envolverme.
corrí, como nunca se corre con angustia, con deseo de correr por correr y ya.
atravesé los corredores subterráneos llena de placer, de saberte ahí presente.
no hay más quise involucrar el olor ajeno; pero lo nuestro permanece ahí sin más argumentos que nuestras miradas. ¿por qué me entienden bien  entre lineas por qué si te molestan y sin embargo, cuando te cuente del  gato muerto, del hombre dormido, de la lluvia, de lo feliz que me haces cuando me vuelves tuya en un sólo nombre con la voz sencilla de  tu garganta quebrada, con tus manos y tus ojos llenos de universo.
Y sí corro es por ti para no dejarte lejos, para que te acuerdes, porque me duele no decirte, no desearte, no beberte entero.
Porque me pesa saberte encerrado, lejos de mi pretexto, de mi astucia para verte aunque sea para preguntar por el otro, por el que no es, por mi  misma.

Quiero sal porque me duele lo dulce, porque eres un azúcar necesaria por que te necesito, por el aliento, por el tiempo, por la edad por el maldito dogma.

1 comentario:

Unknown dijo...

Un día eres una casa, al día siguiente, una pila de madera apolillada en el suelo.
La vida es así.
Recorro el espacio, lento, frío, con el pulso bajo, respiro recuerdos, exhalo el último, lo que se quedó pendiente, lo que dejé de mí aquí cuando pensé que volvería a casa una noche más.
No existió.
¿Existí yo?
No puedo sentirme, las cosas hablan de una estancia que apenas se dibuja en las paredes que un quedan, más nada de mi, de quien soy, de quien fui.
Quizás queriendo dejarlo te lo llevaste todo.
Un día cruzas la puerta y cuando vuelves solo encuentras ruinas.
Ya ni la humedad viene, ya no huele a nada éste sitio.
Lo nuestro fue así.
Fuimos moho que un día se instaló entre una casa y otra y ahora se halla en polvo, en el polvo del derrumbe, de la casa que fuimos, de la pila de madera que soy.