la mordida de una chinche es absolutamente un hecho lamentable,
sobre todo si tomas en cuenta que al arrancarlas en un impulso de asco y susto
este ser dejará su cabeza enterrada en tu piel, dato del que por cierto me enteré apenas esta mañana, en una charla de café y pan con mis vecinos mientras comentábamos sobre sexo y poder, pintura y poesía, era pues lógico que se pusiera sobre la mesa el asunto de las chinches.
Me gustaría describir, pues, lo que significa para mi tal acontecimiento. La mordedura de una chinche es peculiarmente una intromisión a lo profundo, se alojan entre tu ropa y esperan cual psicópatas miniatura el momento preciso para desangrarte del modo más ruin y sutil y finalmente cuando su veneno anticoagulante hace su efecto sobre la piel ya es demasiado tarde. He pensado seriamente que una decena de chinches podrían asesinar a un humano de edad y peso medio en una sola noche y a la mañana siguiente cual historia de Poe no quedaría rastro de tan borás asesino.
El piquete se te queda ahí por días, como si quisiera que recordaras su estancia en tu intimidad, en lo profundo de tu piel, la marca no cicatriza pronto, precisamente por el efecto de su veneno; va corroyendo la piel lento, como espinas mordaces que no puedes extirpar y que se mezclan en las noches con tu sueño profundo obligándote a saciar el ansia abriéndote la piel con las uñas del inconsciente, destrozando su rastro y al mismo tiempo postergándolo, yo se que su intención es esa, permanecer como un fantasma en tu mente, sentir de pronto sus patas diminutas e invisibles sobre tu cuerpo traumatizado por el ultraje, no dejar que descanses jamás en paz.
La Intención de una chinche, es que después de haberte pinchado con su aguijón jamás dejes de presentirlas, soñarlas e incluso añorar un poco el dolor dulzón de su mordida, la intención de una chinche se parece entonces al amor profundo, a la huella del otro sobre la piel mancillada por el placer y las cicatrices son tan profundas y reconfortantes que es imposible buscar abrirlas una y otra vez.
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