Pasar una vida bebiéndose el alma,
como en un túnel entre las sombras;
perdiéndose en andenes subterraneos,
laberintos de Ariadnas despojadas.
Dejar un hilo conductor que te regrese a casa,
sana y salva a la tranquilidad de los desamparados,
a la virtud o al desvelo.
Unos ojos cansados,
risas que paulatinamente se van borrando de mi cabeza,
es un sueño la caricia del viento sobre nuestras sombras.
haz dejado de existir, la piel, suave terciopelo
se me derrama sobre la almohada.
una mano, la tuya se escurre
por entre los dedos.
en mi boca se quedaron pegadas las palabras,
quise y no pude,como los halcones destrozándose contra las rocas,
mi intento de fuga.
quizá sólo tengo miedo de mirar por la ventana mientras me comes los ojos
con las lágrimas de tu pasado.
me juego mi ultima carta, el as de espadas está sobre la mesa
renuncio al libertinaje, a la cancelación por vías etílicas, a destruirme.
me dejo caer una vez más, arriesgo las alas de cera,
el laberinto ha quedado lejos.
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