jueves, 3 de marzo de 2011

Tracto digestivo

Ayer descubrí microorganismos que me comen la piel en la noche, cositas pequeñísimas metiéndose entre los dedos, por los espacios de las uñas, entre las sábanas.
me pregunto si existen de verdad o es solo la ansiedad aterradora de ser un
algo horrendo, mi castigo por pasar las noches desgastando las oportunidades de cogerme a alguien que realmente valga la pena.

Hace tiempo no conocía a nadie que valiera la pena, pero ya he gastado todas las cerillas de la cajita de motel, hace varios días que no me baño y empiezo a temblar otra vez por la resaca conceptual que te dan las noches en vela intentando escribir algo bueno, algo que guste.

Nada trascendente, nada que pretenda y sin embargo un buen amigo, de esos que haz hecho por casualidad, ha dicho que finalmente todo pretende algo, yo misma pretendo hacer que nada pasa, me estoy tragando mis palabras con una botella de ron y coca cola, sentada en las escaleras mirando el vacío entre los barandales intentando no hundirme demasiado, ni ser demasiado feliz.

plantearme una muerte, no la mía; porque me gusta imaginarte muerto, es un modo de romper con la pendeja idea de que quizá te gusto o quizá no o quizá sólo de un "modo extraño", eso no existe.

Existen los gatos y las nubes que te comentan que la lluvia viene, aunque no venga, aunque no llame por teléfono o mande un mensaje al celular, ya son bastantes cosas, y estoy empezando a vomitar mis ganas de llamar por teléfono y decirte que tengo ganas de cogerte, no una vez ni dos, muchas y saber que de algún modo toda esa mierda que no se de dónde viene se va ir de una vez por el ducto del baño y pasará cerca del anónimo vecino del 104 y quizá por la lonchería curte de la planta baja.

Sigo expulsando las ganas de verte, oler otra vez el aire pesado que nos regala el licor, las bocas llenas de ese olor pastoso a sexo fácil, los cigarrillos enterrados en el cementerio de cenizas 24hrs.

48 hrs, y hasta hoy me doy cuenta que la ultima vez no metí una verga en mi boca como es la costumbre, extraño, el chico me gustaba por lapsos y por lapsos dejaba de verle completamente y se hacía borroso y era su cuerpo lo que sentía constantemente, un cuerpo sin cara; la pastilla haciendo su maldito efecto.

creo que la verdad he dormido demasiado y los animalitos en mi piel siguen alimentándose de mis dedos que ya casi no tienen carne y sin embargo sigo queriendo vomitarte todo, sacarte de una vez de mi tracto digestivo, olvidarme de tu puto nombre y de las malditas ganas de cogerte o de pasearme simplemente por ahí contigo cogida de la mano como gente normal, aunque me de asco la gente normal; que más da finalmente también me da asco la gente como nosotros.

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