miércoles, 26 de septiembre de 2018

labios

Aún el mayo de tus labios.
Aún; como humedades tenues; como paradojas cíclicas.
Aún tu entrepierna, el calor de tu vientre, el temblor constante de tus muslos.
Aún mis manos subiendo por tu pecho que se crece y se vuelve flores, o montañas o entramadas cuestas.
Aún tus piernas aprietan mis cienes, suplicantes temblorosas, estridentes.
Aún te miro de reojo y acaricio con la mente una cintura difusa, algo que se pierde entre las sábanas. Calor de las noches del estío, suaves bocanadas con tu aroma.

domingo, 23 de septiembre de 2018

A VECES (V)BIENES

El mar vuelve retorciéndose sórdido en las inmensidades, a veces vuelve, pero no se queda mucho, a veces se va lento, a veces; vienes o te vas como en bocanadas, como por momentos.

La marea firme me arrastra, le dejo llevarme suavemente.

Lejano canto.

Hay días en los que me siento mas pesada, en la densa superficie de mi miedo; hay veces que no, a veces no; a veces; vuelo.

La noche se va dejando, como quien se tropieza con una piedra oscura, como quien cae, como la boca del lobo.

El mar ruge y se deja caer aplastante, denso, salino, sobre el cuerpo flotante, sobre los huesos y las soledades, arrastrándonos lento hacia su penumbra de noche mojada, hacia la profundidad, hacia la nada.

La noche vuelve como quien tropieza con sórdidas soledades, de bocanadas marítimas, de cielos inmensos y agobiantes que se dejan caer densos sobre el cuerpo que flota.

sábado, 16 de junio de 2018

El final del tiempo

Llegará el momento en el que el enojo,  los pretextos y Las falsas expectativas dejen de aparecer y devenga el perdón.
Ese día voy a buscarte; ese día voy a buscarte hasta el fin de los tiempos; para mirarte y darte todo el amor atesorado, sin esperar nada de ti más allá que tu sonrisa, tus ojos y tu aroma cerca mío, el tiempo que dure el primer abrazo.

domingo, 10 de junio de 2018

Sigamos de frente

Sigamos de frente, hacia adelante; el acto más valiente: el habernos abandonado.

Te dejo atrás; sin virar: corro el riesgo de volverme sal y lágrimas.

Sólo de frente; tirémonos al acantilado, aunque de miedo, aunque duela, aunque como diez mil dagas de sal te laseren el cuerpo las ausencias.

Sin volver al camino andando, sin detenerse.  Solo de frente.
Y con suerte de tanto en tanto nos volveremos a mirar.

Abstinencia

El dolor en los huesos, el ansia, esa presión constante en el plexo.
La ausencia de verte, de olerte; no hay vuelta atrás.
El temblor en mis manos, los ojos se deshacen en ríos interminables.
Las ganas de besarte, tocar tus manos, recargarme en tu pecho; decirte que te amo.
Ya no estás y probablemente no volverás nunca y en la pesadumbre de esa ausencia interminable, solo un espacio en blanco, una hoja que apenas se vislumbra cómo el vacío, asiosa de ser llenada con mi nombre.

viernes, 25 de mayo de 2018

Caminata

Caminando como quien desgasta sus pasos en el tiempo.. cómo suelas desechas, Tiritas de papel bajo las plantas desgastadas hasta los huesos. .. caminando para no voltear a ver lo que dejamos, para sentir que el vacío es suficiente, el hambre, la sed, son suficientes... Para sentir que te has ido por fin, de mi, de mi pecho... Que estas muerto. . para que sea más fácil dejarte de lado... Para no verte partir... Así sin mi.

sábado, 5 de mayo de 2018

Maldito tiempo


"Pero yo no tengo derecho, a voltear, a gritar o golpearte repetidamente para sacar algo de lo que se acumula aquí dentro.
Yo no puedo vomitar mi miedo o la ansiedad de tu ausencia cuando los pasos en la casa se vuelven más fuertes y cercanos en la soledad del duelo, en la melancolía de los que nos sabemos (creemos) desplazados, despojados.


Yo no tengo derecho a abrir mi boca para refutar, para decirte que no es el momento de partir o de parar, porque lo has dejado todo en ese caos de palabras sin destinatario y conversaciones “amistosas” sobre un beso largo y la imposibilidad de sentirse temblar como lunas o peces.


¿qué hago con eso?, ¿qué hago yo que no tengo ese derecho; en medio del terror, del caos, de la ausencia y de la cotidianidad perdida, de la soledad perpetua?

¿dónde te dejo el enojo, las ganas de ser yo la que regale palabras a la nada, la que bese con letras prestadas, la de los puntos suspensivos al final de una poesía no terminada de citar?
¿cómo te cuento que también desde acá las caricias ajenas se vuelven dagas?

Que brotan de mis manos los ríos regalados por tus manos en otro pelo, no importa que no se toquen, igual maltratan"





sábado, 16 de enero de 2016

Ruidos

harta, de la normalidad, de ser vista con el rabillo del ojo, de no querer lo que se debe, de desear mas veces alas, de ser más libre.
Harta de la normalidad subjetiva del que camina y no sabe, del que juzga y se esquiva de si mismo pisando, aplastando, sobajando lo que no conoce lo que le hace ruido, harta de tener que mover siempre afirmativamente la cabeza cuando alguien pronuncia el éxito como si lo conociera, como si eso pudiese medirse con tu calzado, gustos, nivel de vida.

viernes, 18 de julio de 2014

El orgasmo de las chicharras (poner audio y luego leer)



Estoy levantando mis escombros acomodando el rompecabezas de mi mente; con el brío del viento sobre los árboles y el sol de las 3 de tarde, los recuerdos atados a la muñeca, para no olvidarme, para pisar de nuevo con más fuerza, para saltar con más cuidado, para sonreirle al otro que pasa, al otro que no soy yo, para darle la mano a un perro o arrodillarme en una capilla aunque no crea en ese dios, aunque carezca de sentido.

La noche te regala la calma de la soledad, el sosiego de tus pensamientos, la visita de tus fantasmas ese aliento de ausencia que te arropa.

Me contemplo en el vaivén de las hojas, frágiles y hermosas, susurrando, siempre susurrando, siempre algo lejano, siempre mudo como el sonoro canto del río que fluye siempre sobre las rocas y pese a ellas y para ellas.

Me gusta el orgasmo de las chicharras en verano con esa sensación de muerte triste y hermosa acompañándolo, por eso lloramos o reímos o nos contemplamos, para no olvidarnos de la muerte, para saber que estamos, aunque sea un segundo, unidos para siempre y luego nada; luego de nuevo la soledad de un cuerpo; ellas,  las chicharras, no sabrán jamás este doloroso destino, no sentirán la tristeza del cuerpo que fuiste, no contemplarán el abismo en los ojos del otro, no darán la mano a un perro ni pasearán a las tres de la tarde, no necesitan atarse a la muñeca el señuelo de sus pensamientos, porque no lo necesitan, porque son el sonido del viento, el árbol que canta, el fluir del río, las hojas que caen y la muerte que las acoge. 


miércoles, 28 de mayo de 2014

Así a secas

Como revoluciones, suave espasmo sobre las sábanas,corregidos, restaurados fuimos, depurados, como sábanas o pisos de cocina; en la plenitud de la mañana que pasa, en la ignominia.

Que suave su pecho señorita. Como acertando a tropezones,de vez en cuándo.
¡ Y sus manos! que delicadeza. Que firmes que hábiles pájaros revoloteando,azotandose a drede contra el agua, con la humedad del río, con la humedad, así, a secas.